miércoles, 16 de enero de 2008

Érase una vez...


... en un pueblo llamado la Vizcacha, un gato que pensaba que su destino en la vida era el de ser el rey de su poblado. No sólo lo pensaba, sino que también estaba convencido de que ese era el camino por donde iba a transitar su vida.

Nadie creyó su vocación, ni siquiera sus más allegados, quienes decían cosas como "pero si sos un gato, cómo pensas que la gente va a aceptarte como rey?" o "sos demasiado pequeño para pensar eso, limitate a maullar, vagar de noche, y robar comida a los campesinos".

Pero el gato, a pesar de estas palabras de desaliento, siguió adelante y nada ni nadie pudo convencerlo de lo contrario.

Un día este gato murió, siendo viejo pero con el espíritu tan joven que se metió en el castillo del rey, y lo poseyó.

Es el día de hoy que sus relatos como rey hablan de la infinidad del poder espiritual por sobre la vida material.

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