lunes, 6 de octubre de 2008

EL SUEÑO

Es sábado por la noche. Se acerca la hora de cenar, y él está volviendo a su casa para hacerlo. Pero en el camino, tras una seguidilla de hechos surrealistas, se encuentra con ella y decide transgredirse a sí mismo inventando una especie de saludo agraciado.

EL [dándole un beso en la mejilla, justo debajo de las pecas]. Hola.
ELLA [como si supiera a quien saludaba, le devuelve el beso de forma desinteresada]. Hola.
EL. Vos no me conocés en realidad, pero te quería saludar. Sos lo más hermoso que vi en mi vida. [empezándose a ir]
ELLA [sonrojándose tímidamente]. No, esperá, no te vayas.

Tras un silencio breve de 10 segundos, cómplice de ellos, la atracción magnética predomina y sus rostros se ven enfrentados hasta el roce sutil.

ELLA. Qué chamuyero que sos!
EL. No, no soy de hacer esto. Tenía que saludarte, sentí el deseo profundo de hacerlo, por lo menos como para ver si eras de verdad o si eras el sueño que nunca imaginé posible tener.
ELLA. Si, ya sé.

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