pensar con claridad

el poder pensar con claridad puede llevar mucho trabajo, sobre todo cuando nuestros alrededores perturban los sentidos y el criterio, los cuales son fundamentales para poder hacer un buen balance constante y razonable acerca del ser real que llevamos con nosotros mismos día a día a la vida.

muchos se quedan con lo poco que cae a sus pies, conformándose simplemente con el pasar de los días: un anuncio extremadamente anticipado del final inminente.

otros, pretenden que el infinito se les caiga encima para poder torcer el universo de tal manera, que se pueda atravesar ese agujero de gusano tan calculado pero nunca comprobado.

pero antes de elegir nuestra postura, debemos recordar un par de cosas:

- la vida de grises nos devuelve más de lo que le damos si fuera absoluta en blanco y/o negro (jp dixit)
- nuestro pasar es tan sólo eso: un viaje con un origen y un destino;
- las alas de la imaginación son tan grandes como uno piensa que lo son, y crecen a medida que son utilizadas con más frecuencia;

- los colores que vemos son simplemente un reflejo de lo que en realidad son.

y me voy a quedar con esto último, entendiendo que es una metáfora que se aplica a todos los ámbitos de cada una de las personas.

simplemente somos lo que nos permitimos ser, dejando que en nuestra estructura selectivamente permeable para situaciones y/o personas ajenas a nosotros, entren y salgan pequeños estímulos mentales y físicos.

por eso es que "...hay gente que nos deja pensar con claridad, así como también otra que saca lo mejor de uno..."

desde el punto de vista egoísta del mundo, entonces, estamos en contacto con aquellas cosas que nos hacen bien y mal, desde la reacción y los estímulos.

esta labor se pone difícil cuando tenemos que elegir qué es lo que va a afectarnos (sea en forma positiva o negativa, da igual) y qué es lo que vamos a dejar pasar para seguir incorporando eso que ya tenemos adentro, pero que necesitamos identificar a través del reflejo que nada más nos devuelve la interacción social.