sábado, 23 de agosto de 2008

el color de mis días



el cómo ocupé el espacio
es más que un enigma
la virtud yace en uno
desde la profundidad

a la cuenta le vi sobras
resagos de parcialidades
inconclusas

a los propios entregué
un poco de mí, en otros
reflejos externos que vuelven
a ser lo mismo que salió
mínimamente

obtuso, introvertido, amenizado, entregado a mi propia definición perdida, verdaderamente en contacto con una fibra importante del estero interior

caducidad entregable en una porción difícil de parcializar
posibles errores son los que me hacen feliz

la capacidad inmensurable de posibilidades, compite con el límite autoinstruído y redefinido
y subyace entonces la simplicidad de lo complejo: autobloqueo de estímulos aditivos en los que realmente se conoce el verdadero significado buscado

entonces, estaba en el clásico corral esperando a que vinieran a abrir, cuando en realidad, esas rejas las había instalado yo mismo, y tenía las llaves en la mano, listo para salir cuando tuviera la voluntad de hacerlo

cuan inútiles podemos ser a veces. lo mejor de esto, es que sé que es diferente ahora el color con que se pintan los días

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