lunes, 28 de julio de 2008

Mi Naturaleza


Recluído, aislado y marginado de la sociabilización, no puedo encontrar más que soledad y paz interior ficticia, en la que, siendo yo el único partícipe de mi propia historia, podría hasta generar una tragedia indeseada.

Es por eso que aprendí, hace un tiempo importante ya, que uno no es lo que es por lo que tiene dentro suyo. Uno emite su escencia hacia el exterior, y la esparce con las mejores intenciones (no todos, claro). Aquel que esté dispuesto a recibirlo con gratitud, y que después quiera devolver residualmente aquello recibido, es quien nos termina definiendo. Entonces, llego a pensar que uno es lo que es gracias a aquellas personas que ayudan a reflejar todo eso que emanamos hacia nuestras cercanías, siempre de forma transparente y desengañable, y que termina volviendo de forma depurada y tan cristalino como cuando nació en un principio.

Hoy soy lo que soy, gracias a aquellos que en el curso de mi vida fueron demostrándome de lo que estoy hecho. Y no termina en un simple recuerdo: es una construcción de persona constante, en la cual yo soy el personaje principal, pero que no existiría si no fuera por aquella gente que me es infinitamente transparente y me ayuda a existir y crecer.

Sí, sé que lo dijo Platón, pero sé que lo que quiso decir se vio reflejado en su escrito apenas en una porción.
Hubiese sido un gusto haber compartido charlas con él. En cambio, sigo en mi conversación imaginaria con tantas personas que sé que me quisieron decir algo, pero que no pudimos estar juntos en un momento para conversar.

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